ID A FERTILIZAR LA TIERRA

EL JARDÍN                                                                                                            Charlie Tique

ID A FERTILIZAR LA TIERRA

Aún no le he dicho que quiero irme. En estos días bromeé con el tema, aprovechando otro, pero no dijo nada. Nunca dice nada y eso es bueno pero tampoco tanto

Cuando no me dice nada pienso que ni siquiera me habrá escuchado, incluso, a veces, me responde con un recuerdo suyo, entonces satisfago su entusiasmo y el tema muere. No me importa. No nos damos trascendencia por eso sé que irme solo depende de mí porque él jamás me detendría y me molesta.

El momento justo cuando iba yo a arrojar los despojos de mi jardín, me había dejado una enorme inquietud que me aterró.

Al cocinar, actividad que me encanta, tengo el ritual de agradecer las cortezas que deben desecharse; les digo algo así como “id a fertilizar la tierra” y las dejo allí acostaditas en el bote pero no fui muy honesto cuando, entre susurros, encomendé a las hojitas muertas de mi jardín, arrugaditas y sequitas. No resultaba justo asignarles más funciones después de muertas y fue cuando entendí aquello de lo que siempre me han hablado, el ciclo de la vida. 

Ellas irían a fertilizar la tierra y volverían a nacer con la ventaja, sobre nosotros, que ellas volverán a ser plantas, volverán a ser bellas, vanidosas y hermosas cosa que los humanos no. 

¿Qué pasa con nosotros después de la muerte? No lo sé. Cuando murió Louis le dije a mis amigos, “cuando yo muera, lo primero que voy a hacer, yo creo, será buscar a Louis”. Mi madre anhela ver, de primerazo, a Elizabeth Taylor, mi hermana a Jesús,  yo a Louis pero parece que no va a ser así. ¿Y?, ¿Y mis amigos? ¿No los volveré a ver? ¿Las rabietas de la prima? ¿Para dónde se va a ir con ellas después de que muera?

Y me pareció agotador reconocer la posibilidad de que a mí, sí o sí, me iba a tocar ir a fertilizar la tierra. Fue cuando supe que lo que viene después de la muerte, para creyentes y no creyentes, lo que viene no es el cielo.

Tuve que escribir un correo para mi amiga Svetlana