MALEZA

EL JARDÍN                                                                                                              Charlie Tique


MALEZA

Mi amiga Svetlana acababa de pasar por un fuerte episodio de diarrea. Cuando enferma se aisla, como lo hacen los animales. 
No es que no quiera saber de nadie, es que está ocupada atendiendo a su cuerpo.

Cuando me llamó, después de casi siete días sin saber de ella, le contesté afirmando que me estaban llamando desde el más allá y bromeamos con el tema de la muerte y su episodio diarreico.

SVTLN
Quiero que sepas que me alegró mucho recibir tu llamada. Sé que esto podría decirlo por whatsapp, pero hay cosas que deben ser a la antigua.

Me había hecho a la idea de que habías muerto y que tendría que quedarme con tus recuerdos de las últimas vacaciones. Comenzaba a asimilar la idea de no escucharte nunca más, de planear otro encuentro y hasta me hice a la realidad de buscarte entre almas, años quizás más adelante, pero no va a ser así. Morimos, nos descomponemos y seguimos en la lucha como los despojos de mis plantas. No sé cómo decirle a mi madre que no creo que se vaya a encontrar con Elizabeth Taylor porque también tendrá, ella, que ir a fertilizar la tierra y, seguramente, la diva andará haciendo lo propio.

La otra vida es esa. Es mentira que nuestros antepasados están eternamente alados entre nubes tocando cítaras mientras  esperan a nadie como en la llegada de los vuelos internacionales. No están intercediendo por nosotros en el sentido religioso. No directamente porque los seres vivos estamos hechos para dar de comer al otro. El león alimenta al cachorro, la ballena al ballenato, la madre amamanta al hijo y toda su vida le sirve. Sirve a la mesa los alimentos que vienen de la tierra y cuando muera, cuando muera mi madre, ni el alcohol en su cuerpo podrá evitar que recomience el ciclo y, ni siquiera, en millones de años, podrá decir nada porque otra especie estará sobre la tierra.

Incluso, convertidos en humus, sufriremos la misma sed del calentamiento global. Así que tampoco es cierto que nos libraremos de nuestras propias consecuencias; aquello en lo que nos convirtamos sufrirá, padecerá y, después del fin, seremos también aquellos brotes, hongos y matitas que hay que eliminar porque es maleza.

 Quería decirte otra cosa. No sé por qué terminé escribiéndote de esto.

Te ama,
Charlie Tique


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