MUSGOS

EL JARDÍN                                                                                                               Charlie Tique

MUSGOS

Espero sentado a que pase el tiempo

El sol de las siete de la mañana está espectacular, me abraza. Lo único que me preocupa es que acabo de retirarme una mascarilla de sábila y miel pero “el sol de la mañana aún es saludable, déjate abrazar” me digo.

Nostalgia por recordar la decisión de renunciar a la meta de cantar. La última clase fue patética, definitivamente tengo un oído sísmico y no sé quién sea capaz de arreglar esto. No sé cómo se hace. Me sentí frustrado aunque me despedí asegurando una segunda y urgentísima sesión.

Pequeños pasticos, verdes pequeñines brotan de entre los adoquines del andén. Lo que otros llaman maleza o, con cierto aire de suciedad “hongos” yo los llamo Musgos; aunque seguramente muchos no lo sean pero para mí lo son y ahí están ellos, los hongos, los musgos y para mí tienen vida. Nunca me han sido invisibles, procuro no pisarlos.

Casi les pido perdón y en ocasiones acudo a la punta y al relevé para respetar sus integridades cuando han decidido reclamar el pedacito de andén.

Pase lo que pase siempre renaceré

 

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